jueves, 4 de febrero de 2010

PERSONAJES: LUIS GELMAN



Por Celeste Gelman


Introducción
El presente trabajo hace referencia a una persona que tuvo una vida interesante, colmada de hechos atrayentes, a los que supo darles un giro positivo: mi abuelo Lucho.
Para realizar esta biografía me basé en los testimonios brindados por su esposa Elvia Neri Quiroga, su hijo Luis Alberto y por sus propios recuerdos.
(Foto: Lucho rodeado por sus nietos al cumplir 80 años)

Desarrollo
Luis Gelman nació el 31 de agosto de 1927 en San Rafael, Mendoza, en el seno de una familia de clase media, trabajadora.
Eran tiempos prósperos para la Argentina y para el mundo, los llamados “años locos”. El mundo se estaba recuperando de la primera guerra mundial y se vivía un tiempo de optimismo, de euforia. Marcelo Torcuato de Alvear gobernaba nuestro país, en un clima de paz social, de recuperación económica, de bonanza. Nada hacía prever la terrible crisis mundial que azotaría al mundo 2 años más tarde.
La madre de Luis, Fanny, a las que todos llamaban Juana, era argentina, descendiente de rusos. Su padre Lázaro Ghelman- no Gelman, forma que cobraría el apellido en migraciones- era rumano y emigró a la Argentina al comienzo de la primera guerra mundial. Europa era un polvorín y todo hacía suponer el comienzo de un conflicto armado que sumiría al mundo en un infierno durante 4 años.
Lázaro tenía 5 hermanos: David, Nuñes, Luisa, Pedro y Luis. Algunos de sus hermanos viajaron con sus padres a nuestro país; el resto lo hizo más tarde con un tío. En Buenos Aires conoció a Fanny con la que tuvo 7 hijos, todos nacidos en San Rafael, en donde se había instalado en busca de trabajo. Pronto se asoció a un tío suyo, José, quien compró campos en La Llave Vieja dando origen a la Colonia Gelman.
Instaló su propio negocio en la actual avenida Mitre, esquina Bernardo de Irigoyen, como representante de los relojes europeos “Jungham”, máquinas de coser y fonógrafos. Luego agregó muebles importados bicicletas y motos.
Falleció a causa de un accidente en pleno centro de San Rafael, en el que fue atropellado por un distraído automovilista. Pero ésta es otra historia.
Luis Gelman fue el segundo hijo de Lázaro y Fanny. Ellos le inculcaron una educación bastante rígida basada en el respeto hacia sus padres y semejantes y el trabajo duro para rendir frutos, valores comunes de la época. Su padre era un hombre derecho pero recio y su madre, a la que se refiere como una muy buena mujer.
Muchas anécdotas y recuerdos tiene de su infancia. Fue un buen deportista y ganó el primer lugar en un torneo de 100 metros valla. Se destacó en los equipos locales de fútbol y varios deportes más.
Cuando tenía cerca de 7 años sufrió un accidente con un carro, ya que las calles no se encontraban asfaltadas. La mula que tiraba ell carro no le dio tiempo a eludirla y lo pisó y le quebró el peroné.
Otro recuerdo es que cuando era pequeño iba a la ripiera en Pueblo Usina con sus amigos, en donde había un lago y todos se daban un chapuzón. San Rafael era un pueblo tan liberal entre los jóvenes, que se corrían carreras en la actual calle Mitre y se jugaba al fútbol a toda hora. Había mucha recreación.
A la edad de 8 años le tocó vivir un episodio muy cómico. Luis se encontraba jugando al fútbol en la ya mencionada avenida Mitre y los vecinos se molestaban porque lo hacían a la hora de la siesta, llamaron éstos a la policía y al cabo de un corto tiempo se los llevaron a la comisaría donde los hicieron regar el patio de la comisaría con tarritos de salsa. Allí había una leona que asustaba a los chicos y si no terminaban de regarlo no los dejaban libres.
Inició el primario en la escuela Iselín donde solo se podía cursar de primero a cuarto grado -de este período no tiene recuerdos-. Luego ingresó a la escuela 25 de Mayo donde cursó quinto y sexto grado. Sus estudios secundarios los realizó en el colegio Manuel Ignacio Molina. La educación en aquellos días era muy exigente, tenían profesores muy preparados. Tuvo una estrecha relación con su profesor de gimnasia Jorge de la Reta quien llegó a ser director de la institución. Por aquellos días Argentina vivía tiempos de corrupción y fraude electoral, la década infame. En Mendoza gobernaba ell partido demócrata quien no estaba ajeno a las prácticas fraudulentas. En aquella época Luis colaboraba con el partido repartiendo volantes. Aunque no se considera un activista. Recuerda que era común en la época demócrata ir a las casas a buscar las libretas de enrolamiento de los vecinos para llevarlas a los lugares de votación, sellarlas e ingresar a la urna las boletas del partido gobernante.
Trabajó desde pequeño en diferentes actividades. Mientras cursaba la secundaria en el Nacional, se desempeñaba como administrativo en las oficinas del ferrocarril de propiedad inglesa. Recuerda la excelente explotación que los ingleses hicieron del ferrocarril y los buenos sueldos que ganaban. Todo terminó cuando Perón nacionalizó este servicio público.
Hizo el servicio militar en Campo Los Andes de Mendoza. Tenía 20 años. Perón había iniciado su segundo mandato. Eva había muerto un año antes y Perón había perdido su mano derecha. Iban a comenzar tiempos difíciles para la Argentina. Luis recuerda la persecución hacia todos aquellos que no pensaban igual que el partido gobernante. Se vivían tiempos de censura y represión. Partió a la ciudad de Córdoba para estudiar Escribanía en la Facultad de Derecho. Allí estudió y trabajó para pagarse sus estudios. Pero después de unos años debió regresar por razones económicas.
Desde entonces se dedicó a la fabricación de muebles.
Por aquellos años estuvo al borde de la muerte cuando se desató una epidemia de fiebre tifoidea en San Rafael.
A los 23 años conoció a quien sería mi abuela, Evi, de 17 años. Se casaron y tuvieron dos hijos varones: Sergio Luis nacido en 1953 y Luis Alberto en 1955, ambos sanrafaelinos. Mi padre Luis Alberto nace en plena Revolución Libertadora. Perón marchó al exilio.
Mientras tanto en el mundo se vivía un clima de tensión con la permanente amenaza de una nueva guerra mundial. Eran los tiempos de la Guerra Fría.
En 1958 Luis y Evi marchan a Buenos Aires en busca de mejores condiciones de vida. Vivieron en el barrio de Saavedra durante más de 20 años en los que abrió algún comercio y trabajó de carpintero. Argentina mientras tanto transitaba por los “años de plomo”, a largos períodos de facto, sucedían débiles gobiernos democráticos. Perón regresaba de su largo exilio en Europa, despertando la esperanza en muchos argentinos, pero su pronta muerte inauguró una débil democracia que culminó con la dictadura militar más sangrienta que vivió nuestro país.
Luis recuerda esos golpes militares. Se hacían las cosas de manera tan oculta que la población no se enteraba de nada. No tuvo problemas en esa época, excepto una noche en la que se encontró en medio de una manifestación peronista y fue llevado a la comisaría, y liberado al día siguiente.
En 1983 llegó la democracia de la mano de Alfonsín. Corría el año 1989 y Argentina vivía un estallido social. El gobierno de Alfonsín se desmoronaba. El recién electo Carlos Menem se hacía cargo del gobierno de forma anticipada. Para Luis el menemismo afectó nuestro país en el plano económico y político. En esa época el matrimonio Gelman regresa a su tierra natal en 1994, donde viven actualmente, en la antigua casa familiar de los padres de Evi. Luis abrió una carpintería realizando trabajos por pedido.
Sus hijos se casaron y les dieron 5 nietos: Diego Ariel de 25 años, Victoria Sofía de 21 años, María Celeste de 19, Daniel Bruno de 11 años y Jacques de 3.
En el 2001, el país vivió la peor crisis de su historia. Muchos argentinos emigraron a Europa y los que se quedaron sufrieron las consecuencias tanto del corralito, como la desocupación y el aumento excesivo de precios.
Hoy en día a los 82 años y con su salud deteriorada por haber sufrido un reciente cáncer de próstata, ya curado y con úlceras en la oreja, recuerda con añoranza esos años felices.


Conclusión
Me resultó interesante realizar esta investigación sobre mi abuelo paterno del que conocía solo una parte de su vida.
Al principió mi investigación iba a girar en torno a mi bisabuelo Lázaro Gelman, pero me pareció difícil encontrar muchos datos sobre él.
Temperamental, pesimista, una buena persona, conversador, agradable, con buen sentido del humor. Ése es mi abuelo Lucho.


Nota: Luis Gelman -Lucho- falleció el 25/1/10 a los 82 años de edad. Su esposa, sus hijos y nietos, agradecemos la humanitaria asistencia de médicos y enfermeros y las expresiones de solidaridad de familiares y amigos. A los datos recopilados por Celeste, agrego que recordaré a mi padre como un hombre trabajador, honesto y buena persona. De nuestra vida juntos en Buenos Aires, me vuelven a la memoria nuestros viajes en un Fiat 600 primero y en un Valiant III después, cargados con equipo odontológico que fabricaba uno de sus cuñados. También la venta callejera de verduras y frutas en la Studebaker o en la Di Tella 1500. La aventura de abrir un negocio a principios de los 80, que terminó cuando el gobierno de turno golpeó duro los bolsillos de la clase media, devaluando la moneda argentina abrúptamente (¿se acuerdan de "el que apuesta al dolar pierde"?. De sus últimos años en San Rafael, la negación inconciente hacia su ciudad natal -vaya a saber por qué resabio de su juventud- que se traducía en el irrefrenable deseo sempiterno de volverse a Buenos Aires, el disconformismo exacerbado contra la clase dirigente, a la que responsabilizaba de sus frutraciones. Compartí hace unos años su lucha contra el cáncer de próstata en Buenos Aires, donde durante casi 60 días lo pasaba a buscar por la pensión donde se alojaba, para llevarlo a la sesión diaria de rayos en el Hospital Naval. Creo que ahí se dio cuenta de que su regreso a Buenos Aires ya no iba a ser posible, teniendo en cuenta que su agobio no le permitía afrontar los desafíos de la gran ciudad. Pero, como dice Celeste, nunca perdió el buen humor, ni aún cuando se sabía condenado por el cáncer de piel que en un poco más de un año terminó con su vida. SG.-

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