Era uno de los últimos referentes que quedaban de los años de oro de la prensa gráfica sanrafaelina. Próximo a celebrar los 90 años de vida dejó de existir ayer Don Alberto Gramajo, maestro y colega en esta pasión que es el periodismo, y un amigo que compartió con quienes hacemos este diario las experiencias de sus casi 70 años de profesión a lo largo de muchas horas en las que narraba innumerables anécdotas con su peculiar acento, mezcla de riojano mendocino. Hasta hace pocos días lo veíamos desandar las calles sanrafaelinas, que conoció cuando conservaban reminiscencias coloniales, y se codeaba con los otros escritores y poetas que escribían libros cargados de historias y relatos provincianos. Cuando llegó a esta pequeña ciudad, apenas habían pasado 35 años desde que la Colonia Francesa le dio paso a la Colonia San Rafael. Don Alberto traía en sus retinas imágenes de los llanos de Ulapes, el pueblito del sur riojano donde había nacido en 1919, y apenas una valija y un montón de sueños para su aventura sur mendocina. Se adentró en la idiosincrasia de los paisanos de este pueblo, conoció los ríos y paisajes que inspiraron a Bufano, Burgos, Solano Luis, Mauleón Castillo y Tudela, entre muchos otros. Gramajo ingresó al diario El Comercio, donde hizo sus primeras armas en el periodismo local. Allí conoció a Rafael Ruiz Daudet y otros periodistas de rica pluma, y se hizo conocer con su estilo singular, sin apresuramientos ni altisonancias. Su cordialidad, su cultura y deseo de evolucionar en las letras le allanaron el ingreso al círculo de escritores y periodistas locales. Después lo convocaron otros caminos y recaló en la ciudad de Buenos Aires, ese monstruo de acero y cemento que puede ser la tumba de las ilusiones o el trampolín de los anhelos para un provinciano. En la gran ciudad trabajó en los diarios La Nación, de los Mitre, en El Mundo, Propósito, Editorial Abril, El Ateneo y Alternativa. En cada uno de esos lugares dejó mucho más que la impronta de su pluma: también amistad y compañerismo. En su rol de periodista entrevistó a figuras de relevancia, como el canciller alemán Konrad Adenauer, responsable del denominado "Milagro alemán" que devolvió el esplendor y el status de potencia mundial a una Alemania devastada por la Segunda Guerra Mundial. Su vida fue un ir y venir entre Buenos Aires, su La Rioja natal y este San Rafael que había aprendido a querer del mismo modo que a sus llanos de Ulapes. Escribió historias para radioteatro, libros y poemas, sin olvidar jamás el periodismo que ocupaba un entrañable lugar en su vida y en su alma. Su columna, que nuestro diario incorporó casi desde los albores, era esperada y valorada por muchos lectores.Ha muerto don Alberto Gramajo, y para quienes compartimos con él muchas horas, en la redacción de Diario San Rafael como en otros medios, su figura continuará siendo un ejemplo de vida, de responsabilidad, de compañerismo y de recuerdos. Solo se nos ocurre decirle, "descanse en paz, maestro".
La foto fue tomada por Sergio Gelman en su casa de San Rafael en abril de 2007.
