Hace algunos años fui a Chos Malal, en el centro de la provincia del Neuquén,
a dictar un curso de Locución destinado a trabajadores de radio que, por distintas razones, no habían tenido la oportunidad de capacitarse.
Me acompañó mi amiga y colega Adela Galán.
La gente había llegado desde localidades no tan cercanas... o sí... con muchas ganas de aprehender de esas dos locutoras, “algo” que les sirviera en su cotidiano trajín.
Por fin alguien les daba bola! Los había de Las Ovejas, Rincón de los Sauces, Zapala, Piedra del Águila, Loncopué y otros lugares tanto o más olvidados de ésta bendita tierra.
Pero lo que quiero contarles es algo que ocurrió casi al inicio del encuentro.
En medio de las presentaciones de rigor, le tocó el turno a un grupito que dijo venir desde Barrancas. Como el resto, contaron lo que hacían habitualmente en la radio: un programa de música mexicana.
Me provocó curiosidad el género y les pregunté si eran hijos de mexicanos o algo así y me dijeron que no. Insistí y me respondieron que esa era la música que se escuchaba allá.
Nos miramos con Adela sin comprender la razón del fenómeno y seguimos adelante con la rutina hasta que, en el primer corte, no resistí y les volví a preguntar.
Allí supe que una antigua inmigración mexicana al vecino Chile había instalado la ranchera en cuanto evento popular se presentaba y que a su vez, cruzó la cordillera para ocupar un lugar privilegiado en el gusto musical de ésos neuquinos del norte.
Y así la cueca fue dejando lugar a los corridos, sones, boleros y alguna que otra orquesta mariachi que llenan de color y calor éstas frías noches patagónicas.
Myriam Frávega
Locutora Nacional
myrifravega@hotmail.com
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