jueves, 15 de septiembre de 2011

QUÉ SABEN DE RIQUEZAS… (a Saúl Quiroga)



El canto de un pajarillo puede darnos placer. Un amanecer en calma puede darnos placer. Pero un constante abrazo con la tierra y su música puede hacernos definitivamente felices, aunque ese día el pajarillo no cante ni haya amanecer.
Por eso justamente, agradecido de sus pagos,  Saúl Quiroga proclamó: “Qué saben de riquezas los que no han visto lo que yo tengo, en un rincón cuyano, tibio refugio de mis recuerdos…”. Pequeñas cosas le fueron suficientes para justificarse el alma y aprovechar ese don de escribir y componer. Las mismas que no lo dejaron irse.
Un día reciente lo llamo y le cuento que había iniciado un camino muy apasionante, estaba estoy componiendo con creadores muy importantes, y le propongo también a él (grande si los hay) que hiciéramos una canción en común, que yo le alcanzaría un poema. Me dijo que no había tenido nunca esa experiencia, estaba acostumbrado a componer solo, pero que lo intentaría. Al día siguiente me llama para decirme que ya tenía el tema, sería una zamba, y me la cantó por teléfono. 
Si bien poco nos frecuentábamos, tuvimos muchas cosas en común con Saúl. En nuestra primera grabación, el viejo para el sello RCA Víctor, incluimos su hermosa zamba “Lunita”, cuando a Saúl casi nadie lo cantaba. Luego grabamos varias cuecas suyas, y compartiríamos la distinción “Para el tiempo de cosecha”, que otorga el Senado de la Nación, Saúl en el 2010, nosotros en el 2009, y la fortuna de haber podido coincidir en cantarle a la tierra en que uno nace, donde uno se siente manantial y obrero, discurridor y niño.
Saúl Quiroga se ufanaba, a veces, de ser protestón. Le chocaban los experimentos musicales sin sustancia y la pérdida del rumbo dado por los grandes maestros, y le dolía no poder entender por qué no estaba en los festivales de su tierra, él que fue uno de los creadores de Cuyo más grabados.
Nunca me gustó aquello de: “Se fue de gira”, referido a la partida de un artista. Nadie puede irse, ni de gira, cuando su vida estuvo acompañada de una gran obra, porque ésta seguirá siendo nosotros y nuestra sombra. La música es una de las artes más persistentes e indoblegables, porque puede ser repetida eternamente como espejos infinitos, con el simple y económico hálito de un silbido de alguna persona de algún lugar del mundo que se ha aferrado a sus registros en la memoria. La música integra el imaginario colectivo, el alma colectiva, ha eternizado los compases y el acorde. Podría intentarse borrar de la mente de todas las personas del mundo el recuerdo de sus sones para derogarla, y ni así; siempre habrá por el aire el cuerpecito traslúcido de una zamba, un vals o una tonada reivindicando el canto y los creadores, hasta que alguien la tome y de nuevo incorpore a sus sentimientos.
Saúl escribió una de las frases más bellas para pintar su querencia: “Se deshojó el molino, como si fuera una margarita; mientras se va muriendo me va dejando su musiquita”. Pero, es en vano, los alfabetos del alma no saben morir, amagan con  hacerlo, pero la vida les queda titilando en los poros de las cosas, en los amores de la gente.
Ya comentan que desde el Valle a Usno un eco en pena transita las noches desveladas buscando en las disquerías del viento la última cueca del cantor. Le dicen que no las lucecitas del bar y los ventanales del sueño, y una torcaza terrosa le arrima un mensaje en el pico en el que le confía que esa música ya ha entrado al cielo por el portal de un arco iris de cogollos; que desde allí aguaita el caserón centenario de Saúl, el molino, el perro que ya de flaco se quiebra en el espinazo y el pozo de balde donde se tiró la luna a pescar tonadas; le dice al eco que suelte su pena a las polvaredas, que todo eso ocurre solamente por si algún desprevenido o malintencionado les dejara caer el silencio. Entonces, cuando el eco se calme, cuando la pena se rinda, una guitarra triunfal construida en farras sanas y lagrimones, arrancará con el primer rasguido, el de la eternidad.

RAÚL DE LA TORRE – Abogado, escritor, compositor, intérprete.



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