lunes, 23 de marzo de 2009

CASINOS VS COMUNICACION, CULTURA Y EDUCACION

Marzo de 2009

SINDICALISMO Y PROYECTO NACIONAL*
De los paradigmas y los ciclos históricosEn los últimos veinte años el mundo y el país han asistido al derrumbe del paradigma tecnológico-político-programático surgido al finalizar la segunda guerra mundial. Desde la aparición de la llamada Revolución Industrial en el siglo XVIII, el sistema se caracterizó por el desarrollo de etapas u ondas conocidos como “ciclos Kondratieff”[1]. Estos ciclos se manifiestan por una etapa de ascenso seguida por una fase descendente, con una duración aproximada para toda la onda de 50 años, y al parecer, cada ciclo es relevado por uno nuevo impulsado por el desarrollo de una nueva fase o revolución tecnológica.Desde Alvin Toffler a Joseph Stiglitz coinciden que a la etapa iniciada al concluir la segunda guerra mundial basada en el desarrollo de la industria metalmecánica, fundamentalmente la automotriz y el petróleo, es sustituida desde mediado los ’90 por el desarrollo del campo de la telemática y las comunicaciones.Mientras que el desarrollo del nuevo campo tecnológico se nos ofrece cada día con la aparición de nuevos y sofisticados equipos y la implementación de nuevos recursos desarrollados dentro del concepto de red, la guerra de Afganistán e Irak y el desorbitante precio del barril de petróleo anticipan el fin de una era basada en este recurso no renovable.Lo particular de estos ciclos es que en la fase ascendente cuando los excedentes superan el crecimiento poblacional la disputa por la distribución de la renta tiende a favorecer o fortalecer el desarrollo de políticas de contenido popular, cuando no al avance directo en los frentes políticos por parte de esos mismos sectores populares. Por el contrario en la fase descendente ya no hay excedentes a distribuir y la disputa se realiza sobre la derrota de los sectores del trabajo. Veamos sino el caso de nuestra Argentina a la crisis del petróleo de los ’70 la signó la más atroz de las dictaduras, que mediante un verdadero genocidio humano fue capaz de instalar un proyecto de desinversión industrial, fuga de capitales y hambre para el pueblo.Los ’90 en tanto, sonaron al réquiem de este ciclo y su fase descendente, y como tal a la agudización de las contradicciones donde se enajenó directamente la riqueza y el ahorro de cada uno de los argentinos merced a la privatización de nuestros recursos naturales y empresas de servicios públicos y entre ellos nuestro Correo.Luchas sociales: los territorios de la resistenciaSiguiendo con nuestro planteo y tomando como base lo referido por el mencionado Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía y disidente número uno de las políticas instauradas por el FMI y el Banco Mundial, el nuevo ciclo basado en la revolución telemática se inició hacia 1994. Coincidentemente y en el estricto marco político y social cabe mencionar la aparición del foco Zapatista en el sur de México, el movimiento globalofóbico iniciado en Seattle (EE.UU), el movimiento de los sin tierra en Brasil o el movimiento piquetero en nuestro país, más precisamente en Cutral Có en la provincia del Neuquén.Estos movimientos y con fuerte arraigo social se han multiplicado por todo el orbe, su fuerza reside no tanto en la adhesión a un duro bloque ideológico, sino a la necesidad de incorporarse luego de años de exilios internos a un sistema basado en el equilibrio ecológico, la redistribución de la riqueza la recuperación de identidades colectivas.En nuestro país y como decíamos el movimiento iniciado en la patagónica Cutral Có, se extendió por toda la geografía del país, desde los asentamientos a las grandes urbes, desde los núcleos campesinos hasta los pequeños medianos y productores, desde los movimientos de desocupados hasta los trabajadores organizados sindicalmente.Para Alcira Argumedo[2] quien fundamenta que los ciclos históricos acontecen aproximadamente cada 30 años “estos movimientos surgen de maneras inesperadas, porque yo creo que son como procesos subterráneos que van silenciosamente rearticulándose y que a veces surgen de manera imprevista”. En Argentina el epígone de esta dinámica social expectante, activa y en constante crecimiento fue diciembre de 2001. Allí el pueblo movilizado a veces espontáneamente y otras en forma organizada quebró el espinazo al modelo de saqueo, vaciamiento y destrucción. Modelo que se había iniciado 30 años atrás y que se basaba en el lucro rentístico del capital financiero internacional entre el que también debemos contar el de algunas fortunas locales por un lado y la inestabilidad laboral, la incertidumbre social pero fundamentalmente el hambre y la miseria del pueblo por el otro.Los cambios en la sociedad a partir del 2001Es bajo esta dinámica política, donde el pueblo arrinconó a los testaferros de intereses foráneos, que aparece en escena Nestor Kirchner. Convocado de urgencia ante el fracaso de medición social del ala liberal de derecha del PJ expresados en Reuteman y De La Sota, su gobierno emerge condicionado por el aparato en manos de Duhalde.Sin embargo y a poco de andar, Kirchner empieza a evidenciar una autonomía propia en temas decisivos. Entre ellos el abrupto cambio de perfil frente a los organismos de crédito internacionales, las relaciones con los EE.UU dejando atrás las oprobiosa “relaciones carnales” o el impulso al desarrollo de una política integracionista con los países hermanos de Sudamérica, Brasil, Venezuela, Bolivia y el Uruguay de Tabaré Vázquez.Pero también hemos visto un presidente decidido a reconstruir de los escombros de 30 años de latrocinio organizado una matriz productiva asentada sobre la no menos trascendente recuperación de la memoria histórica, condición primera para la recreación de la identidad colectiva.Es como decíamos y partir de un gesto de valentía pero interpretando sabiamente las demandas populares que el presidente en noviembre del 2003 decide dar por concluida la concesión del Correo al grupo Macri, constituyéndose esta en la primera recuperación de unas de las herramientas fundamentales para la integración política y social de una Nación.Este, como otros procesos, no está exento de contradicciones, y cierto hay que decirlo en el gobierno aún permanecen alas o sectores privatistas. Por caso el Ministro Alberto Fernández[3], en febrero del 2004 dejaba traslucir la posible estatización del Correo lo que le mereció la inmediata réplica de un funcionario anónimo del Ministerio de Economía[4] y en el sentido de que se respetaría el decreto 1075/03 que establecía la reprivatización en el término de 180 días.Es decir que si tenemos que definir este presente nadie dudaría en caracterizarlo como crítico, y decimos que hay crisis cuando lo nuevo puja por aparecer y lo viejo aun no ha terminado de morir.Empresa y gremio: el eje convocanteNo nos vamos a detener sino, sobre los aspectos más generales, en una materia creemos, lo suficientemente conocida, como fue el proceso de privatización de nuestro Correo. El despido de 10.000 compañeros, el vaciamiento de sus activos patrimoniales, la restricción de la red prestacional que suprimió casi 1200 dependencias y 2000 destinos, el abandono de la infraestructura recibida son los aspectos más sobresalientes.Como vimos esto se correspondía con toda una metodología implementada y avalada desde las esferas políticas locales, como monitoreadas por los organismos internacionales de crédito. Metodología que consistía en transformar los activos patrimoniales de carácter social en activos financiero que estimularan el flujo internacional de capitales. Así no suena para nada descabellado que Macri pudiera tomar créditos por 400 millones de dólares para “retiros voluntarios” y que esta acción fuera contemplada como “inversión” por el entonces Secretario de Comunicaciones Germán Kamerath.A esa etapa es la que el pueblo le ha dicho vasta. Y es también en ésta etapa que nuestro gremio se caracterizó por una participación activa, la denuncia permanente y la construcción de propuestas que posibilitaran recuperar nuestra empresa. Es decir, y dentro del sector, la resistencia más lúcida y comprometida al modelo privatista, y que encuentran como tangencial y merecido logro la recuperación de nuestro Correo en noviembre de 2003.Ahora bien y como decíamos más arriba, para nada la situación crítica esta superada y sobre todo si se toma en cuenta el grado de destrucción al que se ha sometido a nuestra empresa. Se nos impone como gremio comprometido y en honor a nuestra historia y a lo hasta aquí realizado a proseguir esta lucha que a la vez es el camino para la reconstrucción de la Nación humana y productiva.La primera mirada debemos dirigirla hacia la empresa. Como decíamos también al inicio, un nuevo paradigma mueve al mundo, el del vertiginoso desarrollo de la telemática lo que en el terreno aplicado es el vasto campo de la comunicaciones.En primera instancia esto anticipa un futuro donde nuestra actividad puede encontrar él estimulo necesario para su desarrollo y crecimiento. Pero en este sentido se hace necesaria una primera apreciación que escape al facilismo de algunos planteos de toda una nueva caterva de tecnólogos que basan sus supuestos saberes en la lectura de los catálogos de las ultimas novedades tecnológicas. O sea, que al Correo no podemos ni debemos analizarlo en clave de soporte tecnológico, ya sea lápiz y papel o telégrafo y computadora.El correo debe ser entendido entonces, como un sistema u organización cuyo fin es el despliegue necesario para permitir la comunicación, la interacción entre los habitantes de este país y de las diferentes regiones entre sí, es decir que el enfoque que hoy se impone como prioritario es aquel que atraviese la lente de lo político-social-cultural.Paso Córdova, Stefenelli, J.J. Gomez, el Cuy, Cerro Policía, Aguada Guzmán, Mencue u Onelli en Río Negro, Villa Pehuenia, Barrancas, Chapua, Chorriaca, el Cholar, Naunauco, Taquimilan o Tricao Malal en Neuquén, son los ejemplos concretos del desmantelamiento de la red y de los servicios de correo en las comunidades del interior de las dos provincias, de lo que solo aportamos los casos conocidos y que de ninguna manera expresan la totalidad de la problemática. Problemática que no podemos reducirla simplemente como la deficiente prestación de un servicio y si bien esto es lo que corresponde, sino al derecho inalienable de todo ciudadano a estar comunicado y ser partícipe de una comunidad nacional.Veamos algunos ejemplos, en El Cholar localidad distante casi 400 Km. de la capital de Neuquén y de 2000 habitantes ya no hay ni siquiera una estafeta, apenas existe una receptoría montada en un kiosco. La municipalidad vía la utilización de beneficiarios de planes de empleo es la encargada de distribuir la correspondencia o facturas de servicios que le son confiadas al Correo.Otro ejemplo del absurdo que signó a nuestro país durante años lo vemos en la localidad de Las Lajas distante a 260 Km. de la capital provincial. De algo más de 7.000 habitantes y con un solo cartero, existen 3 casinos y ningún ciber o computadora pública que pueda ofrecer los servicios de Internet. Esto solo pinta de cuerpo entero el modelo de país que queremos dejar atrás. La instrumentación y el acceso para herramientas que posibiliten la comunicación, el desarrollo de la cultura y la educación deberá ser una prioridad en las políticas públicas a los efectos de construir una base sólida sobe la que proyectar el futuro.Este es el campo y el desafío sobre el que recuperar nuestro Correo, la capacidad de poder insertarse en la dinámica general que al decir del economista Carlos Abalos[5] se presenta como “... la gran oportunidad para la Argentina, siempre que el país se cuide de no copiar los modelos del pasado, tanto el remoto de la oferta agroexportadora exclusiva como el inaugurado en los noventa de los agroalimentos y las materias primas sin industria diversificada. La argentina tiene que dar vida a su industria, mejorar su competitividad, tender redes de aprovisionamiento y cadenas de producción en las ramas proveedoras, usar la tecnología de avanzada, integrar el territorio, revivir los ferrocarriles y potenciar la acumulación interna porque esa es la única manera posible de recuperar terreno.”A partir de la reintroducción del crédito de capital de trabajo para financiar la reactivación[6] es posible avanzar sobre nuevos proyectos. Como el de ensamblar el correo con las nuevas políticas para el crédito público que impulsa el Banco Nación, o la captación del ahorro doméstico mediante el desarrollo de una banca minorista vehiculizada a través de nuestra empresa con efectivo desarrollo territorial, tal como sucede en los correos más avanzados, como el de Alemania o Inglaterra, temáticas que quedarán para discutir y analizar en futuros próximos.Como vemos el campo para el desarrollo y el crecimiento de nuestra actividad es más que amplio y por mucho tiempo este no significará más que la recuperación del terreno perdido. Pero para ello, se debe tener la capacidad de entender la verdadera naturaleza del problema, que no es un problema de tecnologías o de mercados sino como decíamos, de organización y sistematización de un servicio de carácter público esencial por un lado y la organización y la voluntad para llevarlo adelante por el otro.Y es aquí donde nos adentramos en el terreno en el que como organización sindical nos cabe una muy precisa reflexión sobre el rol a desempeñar en esta coyuntura a la que ya hemos caracterizado como crítica, es decir con avances y retrocesos, con conquistas y resistencias desde los pliegues más refractarios del establishment, con la irrupción de nuevas fuerzas e ideas y con la decadente vigencia de algunos resortes del pasado.Creemos por eso que es necesario analizar dos aspectos coadyuvantes que definan o, al menos echen algo de luz sobre la practica gremial en esta hora y ellos son una indagación sobre, creemos los aspectos mas relevantes de la acción, el para que y el como.Nos dice Don Raúl Scalabrini Ortiz desde sus memorables Bases[7], “En la Constitución de 1949 el hombre argentino entra por primera vez en el régimen de sus instituciones, y en consecuencia la propiedad y el capital que es su secuela inmediata quedan limitados a la utilidad de su función social.”Más allá de lo vilipendiado o traicionado que puedan estar estos preceptos, paradójicamente, por el mismo movimiento que los instituyó vía la mano del menemismo, estos sin embargo son el claro norte que debe guiar los principios de la actividad sindical. Solo estos nos permitirá entender que detrás de cada reclamo impulsado también se está operando sobre la redistribución de la riqueza la recuperación de la dignidad humana y la soberanía social. Pero mejor aún el nuevo sindicalismo debe expresar la perentoria necesidad de replantearse los objetivos, no ya como intereses meramente domésticos, sino como grandes objetivos, es decir objetivos de carácter ineludiblemente Nacional. Es decir que a las luchas cotidianas por mejor salario y condiciones de trabajo deben estar comprendidas en políticas que reflejen intereses más generales y colectivos. Difícilmente podamos arribar a los objetivos deseados por todos los trabajadores del correo sino somos capaces de articular con la sociedad civil que se ha expresado rotundamente en contra de la reprivatización y a favor de la nacionalización del correo. Y es aquí donde hay que desplegar la batería de conocimientos acumulados y proyectos bosquejados por nuestro gremio que permitan reafirmar lo que la opinión pública ya ha manifestado claramente.Instalar la problemática del mercado postal, la necesidad de un marco regulatorio para la actividad, el monopolio público sobre ciertas franjas que aseguren la viabilidad económica y prestacional a través de un régimen de subsidios cruzados, son ejes sobre los que es necesario y perentorio actuar.Lo hasta aquí expuesto no es más que el componente táctico a desarrollar entendiendo que lo estratégico sigue siendo la lucha por un Correo de Bandera, como herramienta de integración y desarrollo. Y que detrás de ésta manifestación encontramos el sentido a una practica gremial diferenciada, y que al decir de Agustín Tosco conduzca a un sindicalismo “que plantea la transformación de las estructuras y que reclama que los grandes medios de producción y las palancas fundamentales de la economía sean de propiedad estatal y social.”Llegado a esta altura de nuestros planteos, nos resta delinear él como construir y desarrollar estos objetivos y aquí se hace ineludible el de objetivar sobre el componente político de nuestra actividad.Podemos afirmar que un terreno sobre el que aplanadora neoliberal trazó una profunda huella que solo el tiempo y el esfuerzo colectivo podrán recomponer, es la política y lo político. Entendemos dentro de la primera a la actividad en general y en la segunda su componente subjetivo.Por los primeros noventa los agoreros de los nuevos tiempos basaban su prédica en que la historia había perecido[8], anunciaban el fin de la política y sus hombres y su reemplazo por un régimen basado en la administración y consecuentemente dirigido u organizado por administradores.Sobre el aspecto subjetivo componente, es decir lo político, nadie expresó análisis alguno pero sin embargo y sin gran disimulo, fue una etapa en que lo político adquirió un sentido tal de ferocidad y fatalismo, que tiño y empañó todos los aspectos de la vida cotidiana. Desde desgraciadas metáforas como “cirugía sin anestesia” a “robo para la corona” incluyendo a las escatolíticas “relaciones carnales”, se entronizaron las nuevas practicas, ya no sociales, sino individuales, ya no en el interés colectivo sino en el personal o de grupos de poder financiero y económicos amigos del político de turno. Así asomaron a la escena política toda una serie de personajes salidos de las revistas del corazón y que detrás de las cortinas de humo de sus histéricas individualidades, consuman el saqueo más grande al pueblo y la Nación Argentina. También y es justo decirlo no pocos sindicalistas sucumbieron y fueron partícipes y propiciadores de estos extraviados rumbos.En definitiva y lo que nos proponemos es decir que sin la recuperación de la política como herramienta para la transformación nada va a cambiar, ni en los salarios y condiciones de trabajo ni en la recuperación de las fuentes laborales caídas en la década pasada, ni en la recuperación de la empresa y sus servicios públicos.Pero la recuperación y el protagonismo político se lo debe hacer sobre la rearticulación alrededor de un concepto casi olvidado y este es la solidaridad. Solo en la solidaridad encontraremos el clivaje que permita escapar a los componente sectarios o particulares, a las visiones distorsionadas de cualquier persona o grupo. La solidaridad es el único elemento sobre lo que lo colectivo abandona el simple componente cuantitativo y se eleva el de lo cualitativo, donde el sesgo de lo humano da real contenido a la acción.Solo entendiendo a la política como practica solidaria es que podremos arribar a las bases para construir un nuevo país, donde al decir de Tosco “... encontremos las grandes coincidencias para la acción y en base a la unidad. Con ello lograremos los triunfos que anhelamos. Como lo enseña la historia del movimiento obrero.”A modo de conclusiónEn esto pequeño y creemos humilde e inacabado trabajo, queremos expresar la necesidad de avanzar en los procesos colectivos iniciados por la sociedad y el pueblo movilizado. Hay para ello condiciones objetivas fundadas en la investigación social y científica, como los ciclos o paradigmas que se habren o cierran, y componentes subjetivos explícitos algunos y otros aún por desarrollar.Esto último será prioritario sobre todo si tenemos la ecuanimidad para discernir lo frágil en el balance de lo hasta aquí conseguido, y que, y tal como definíamos la situación de crisis, aún perviven algunos elementos de las viejas políticas. Es decir cuando al interior del Correo aún nos encontramos con los cuadros del neoliberalismo ocupando puestos estratégicos, cuando aún seguimos trabajando para Macri a través de sus sistemas de Pago Fácil y Western Union y cuando aún compartimos una sospechosa sociedad con el principal operador privado en el mercado postal, a través de una estructura de logística y transporte como LDA, evidentemente tendremos que seguir movilizándonos en torno a la definitiva recuperación a la órbita del estado y la Nación para nuestra empresa.En muy pocas ocasiones ocurre esta compenetración entre trabajador y sindicato y la actividad, no podemos dejar de entender al Correo como producto social y servicio público. Desde lo gremial estrictamente hablando, no hay mayor garantía para los trabajadores de hoy día que plantear la lucha para la recuperación de las diez o veinte mil fuentes de trabajo caídas, solo ello nos permitirá pelear por un salario digno, reclamar por la carrera administrativa o por los derechos y garantías consagrados en nuestra Constitución Nacional.Nos consideramos partícipes desde nuestra situación de trabajadores organizados de los procesos hasta aquí desarrollados pero creemos que aún quedan mucho por andar. Sobre todo y como decíamos nutrir la acción gremial con la impronta del desinterés personal, y en pos de los de los grandes objetivos que encuentran en la solidaridad la piedra basal para cualquier despegue sobre las hasta aquí viejas prácticas políticas.Como vimos, el Proyecto Nacional no es una idea de este o aquel gobierno o partido, sino la demanda efectiva y que desde la calle instrumentó un giro en las políticas públicas que tiende a la recomposición y reconstrucción del tejido social y productivo. Por ello nuestra acción debe constituirse sobre criterios autonómicos y críticos y que de ellos y de esta forma contribuirán y serán garantía el contenido democrático y plural de los procesos abiertos.En esta hora de enormes expectativas y esperanzas no hay espacio para la especulación o el negocio, si no somos capaces de comprometernos con nuestros hermanos, si no somos capaces de entender las demandas de los excluidos del festín privatista, si no somos capaces de soñar y luchar por una argentina mas justa y soberana, entonces y como sentenciara fatalmente hace doscientos años nuestro Mariano Moreno “...nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte, mudar de tiranos, sin destruir la tiranía.”[9]*
Jorge Raúl Echeverría
Secretario Adjunto AJEPROC Nqn y RN
vascoecheverria13@yahoo.com.ar
[1] Nicolai Dimitriev Kondratieff: ministro de la alimentación del gobierno de Kerensky y dirigió el Instituto de Investigaciones Económicas de Moscú a partir de 1920. Expuso por primera vez su teoría de los ciclos económicos de larga duración en 1922.[2] Alcira Argumedo: Socióloga, es profesora en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA e investigadora del CONICET.[3] Página 12 20/02/2004[4] Río Negro 21/02/2004[5] Carlos Abalos: en Río Negro 24/10/2004 suplemento económico[6] Alfredo Eric Calcagno y Eric Calcagno, Argentino Derrumbe Neoliberal y proyecto Nacional, Ed. Le Monde diplomatique, 2003.[7] Raúl Scalabrini Ortiz: Bases para la Reconstrucción Nacional, Tomo 1 pag. 193, Ed. Plus Ultra, 1985[8] Francis Fukuyama: El fin de la historia, España, Ed. Planeta, 1992.[9] Mariano Moreno: Escritos Políticos. En Felipe Pigna Los Mitos de la historia argentina, Ed. Norma 2004.
Publicado por Marcos D. Muñoz

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